Sin tener ninguna expectativa de como iba a ser el Camino regresé con el corazón completo y con una de las mejores experiencias de mi vida. Ahora, más que nunca, entiendo la frase: “Sin dolor no hay Gloria”, y sí, el camino no fue fácil. Como todo camino, tuvo sus ratos buenos y sus ratos malos, sus subidas y sus bajadas, sus momentos de descanso, pero también de apretar el paso; unas veces caminar sola y otras en equipo, en parejas o en tercias, con dolor de pies, con cansancio o con sueño.
Sabíamos con certeza que la meta era llegar a Santiago de Compostela y pues teníamos una idea de “cómo” llegaríamos, pero no se acerca ni un poquito a ese realmente cómo llegamos y lo que vivimos. Para llegar a la meta teníamos que seguir unas flechas amarillas y confiar que ese era el camino correcto sin dudarlo.
Pero este peregrinar hacia Santiago para mi fue asemejarlo a el caminar de mi vida, en donde la meta es clara y es el Cielo, el que anhelo y que para llegar hay que pasar por todo tipo de camino, con sol, lluvia, rocoso, con lodo, con subidas y con bajadas, con complicaciones, con buenas y malas, con dolor o con toda la energía, con ganas o sin ellas. Me enseñó que en la vida esas flechas amarillas que seguí todo el camino son para mí la confianza en Dios que no sé a dónde iba ni como me iba a tocar ese día el camino pero tenía la certeza que si seguía esa flecha no me perdería y que era lo que buscaba todo el camino para no perderme. Así es para mi la confianza en Dios, confiar en Él como un papá guiador, que traza ese camino para mí y que Él es el único que sabe cuál es el correcto y me confirma que es un Dios papá de libertades, es quien me deja ser libre y elegir qué camino tomar y que me demuestra que no solo hay uno, sino miles de caminos y de rumbos, pero me da la certeza que Él siempre va a ir cuidándome, que me va a apoyar en el camino que yo elija, que jamás me va a soltar y que cuando no sepa el rumbo o me sienta perdida y quiera regresar Él me va a poner esa flecha amarilla que me hará retomar mi camino.
Me demostró que este camino no se trata de vivirlo o de caminarlo sola, que claro que pueden haber momentos de soledad, pero también me enseñó que el ir acompañada lo vuelve más liviano. Me enseñó que por medio de personas completamente desconocidas y completamente locas, igual que yo, puedo encontrarlo a Él, puedo tener ese encuentro con Dios a través de escuchar su historia y su caminar. Me reconfirmó que es así como Dios habla, a través de las personas que están en búsqueda de encontrar ese amor de Dios y tener un encuentro con Él día con día, personas que también están en búsqueda de respuestas. Dios pone a esas personas con las que puedes reírte, llorar, sufrir, cantar, alocarte, esas personas vitamina, personas que te alientan, que te escuchan, que son tus compañeros, que están en tus mejores y en tus peores y que cuando no podían más o yo no podía más, sacábamos fuerzas juntos, que no nos dejábamos atrás, que nos esperábamos el uno al otro y que todos veíamos por todos y nos preocupábamos por cada uno. Son esas personas que juntos queremos llegar al cielo, personas que te hacen más ameno el caminar y la vida, son personas que reflejan ese amor de Dios, hermanos en Cristo que se apoyan y que juntos “hasta el Cielo”. Así como estas personas se convierten en hermanos. Dios también me puso en mi caminar a Padres espirituales que justo ellos iban hasta el frente, que eran los que llegaban primero y que yo no entendía como le hacían pero siempre siempre primero y que ahora entiendo que esos Padres y hermanos son los que nos ayudan y confirman que si ellos llegaron también yo podía llegar sana y salva, que para mí calaban primero el camino y que yo confiaba que en algún momento llegaría a reunirme con ellos, personas que agradezco que aparecieran en mi camino porque son esa luz y ese animar también que uno necesita para seguir caminando.
También fue reencontrarme una vez más con ese Dios padre, hermano, amigo, cómplice, porrista, que me apapacha, que me cuida, que me habla, que me hace sentir plenamente FELIZ y LLENA y a la vez me demuestra que es un papá de certezas, de libertades y que me da esa seguridad de creer en mí porque no hay nadie que crea más en mi que Él. Que Él no se equivoca y que mientras yo me ocupe de sus planes, Él se ocupará de los míos. Una vez más me confirmo que mis planes son tan limitados y tan pequeños a comparación de los que Él tiene para mí, me recordó el no conformarme, el siempre buscar y querer más y como dice la canción: “He probado y quiero más. No me quiero conformar”.
Fue una experiencia que marcó mi vida, una experiencia que llego en su momento y fue el momento perfecto, una experiencia de completo gozo, de detener el tiempo unos días y de admirar la grandeza de lo pequeño, de contemplar, me hizo ver que así es la vida tratar de detenerla, de ir más despacio, de disfrutar cada momento, cada huella, cada persona, cada paisaje y cada situación, de disfrutarla porque así de rápido se pasa, que entre más pensemos en llegar a la meta o más queramos correr en un abrir y cerrar de ojos en cuestión de unos cuantos pasos hemos llegado a la meta. Hoy me doy cuenta que el verdadero chiste es disfrutar el caminar, disfrutar todo lo bueno, todo lo malo y de no querer llegar deprisa, es más de disfrutar de lo desconocido, de lanzarte a sus aventuras, de averiguar esos planes que tiene Dios para nosotros, de dejarnos conquistar por él y por sus maravillas. Caminar despacio pero seguros.
Termino con un GRACIAS, regreso completamente agradecida, el vivirlo con Piedras Vivas me reavivo completamente, despertó una vez más ese espíritu aventurero, aventado, extrovertido, en donde puedo ser tal cual soy LITERALMENTE, aumento mi felicidad, reafirmó mi autenticidad , me recordó ese sentimiento de libertad, me recordó como vivir la vida al máximo, me volvió a encontrar con Dios y conmigo misma, con esa Camila completa, me hizo creerme completamente CAPAZ una vez más, me hizo verme a través de los ojos de los demás, me demostró lo sana y fuerte que soy, me enseñó a no esconderme o hacerme pequeña, me dijo que de su mano jamás me voy a perder y que si eso pasa Él pondrá a personas en mi camino que me llevaran hacia es flecha amarilla que me hará regresar.
Yo sé que pocos lo entenderían pero yo a esta experiencia no le cambiaría NADA, para mí el vivir esto fue como vivir un spoiler del CIELO🤩