El camino…, por Ana Cris Peniche

El camino, un camino en donde me fui encontrando con personas increíbles en cada km caminado que era acompañada. Con personas que chance y jamás había platicado, pero ahí pude conocer y aprender de ellos. Un camino que cada vez podía ser más pesado o más liviano. En donde se presentaron pensamientos negativos y positivos, pero me encontraba con personas que me hacían seguir adelante, como Gus me dijo el segundo día “Ana Cris, quita esa cara y empieza a sonreír”. Para mí, fue el día mas pesado, porque no encontraba la salida en medio de un bosque en donde se hacía infinita la llegada y el mapa cada vez marcaba mas tiempo. Pues si, así es la vida, así ha sido la mía muchas veces sin salida, pero sigues caminando siguiendo esa flecha amarilla que no sabes a dónde te lleva pero te lleva a un destino en donde encontraras cama, agua, comida, un baño y, lo más importante, una comunidad esperándote.

Cada día tuve la oportunidad de experimentar nuevas cosas y ver miradas diferentes de amor y compasión. Conforme fueron pasando los días, veía cómo se iban lastimando algunos y, dentro de mi ser, que siempre ha sido ayudar, me salía naturalmente el preguntarles si necesitaban algo. En un momento llego alguien y la historia fue al revés, me preguntaron a mi que cómo estaba, que cómo estaba ese pie que me dolía. También me pidieron ayuda para inyectar a dos personas, un poco chistoso, pero a la vez pensar que con los ojos cerrados confían en que alguien extraño sin estudios en eso pueda ayudarlos y ahí es en donde me di cuenta que estar para los demás y dar un poco de ti tiene mucho impacto.

Fueron pasando los días, fui teniendo pláticas más y más profundas, contando mis heridas mas grandes… Una persona que hoy considero muy importante me preguntó “¿Qué se siente ser la hermana grande?” Y lo primero que le dije fue que bien, pues no quise adentrarme mucho en el tema, pero fuimos caminando y platicando y me di cuenta que por ser la grande soy muy fría en mi casa, muy dura conmigo misma, con mis hermanos y con mis papás, así que tuve el pensamiento de que en este viaje seré la hermana chica, seré esa hermana que se deja ayudar, que suelta las cosas para no tener el control siempre y, lo mas importante, aprender a dejarse apapachar.

Vivir este camino con Quique fue de las cosas mas importantes como hermanos que he hecho. Fue un reconocer que somos hermanos, que tenemos heridas, que nos desconocimos por muchos años, pero aquí estamos nuevamente conociéndonos y abriendo nuestros corazones. Cada rato me decían “que buena plática se tiene con tu hermano”, “que lindos abrazos da”, “es un tierno, si llego a tener un hijo quiero que sea así” y hoy confirmo todo eso! Lo conocí mas! Y puedo compartir con todos eso que dicen de él!


En dos momentos del camino me ayudaron con la mochila como símbolo de te ayudo con tu cruz, ahí es en donde tuve el primer como click de “no estoy sola en este camino”. Por mas cansados que estemos, con ampollas, con dolor de pies, piernas, etc., ayudo al de alado sin medida. Qué ejemplo y qué manera de generosidad compartieron. Poco a poco me iba acercando a Santiago y pude ver que sí, el camino es largo, pero no haces todo de un jalón, es poco por día y así es como te vas acercando. Y que decir de poder vivirlo con mis amigas y amigos…, cada uno a su ritmo y a su manera, pero qué manera de aprender de ellos, qué manera de aprender a reírme de una frase en chino, de reírme de nada o de todo, de dejar las cosas así sin ordenarlas un día y no pasa nada! No todo tiene que ser perfecto. El ultimo día hice 18km sin parar que se sintieron como 2km, porque cuando vas con personas que te escuchan, que te comprenden, que te apapachan y ayudan, ese camino se va haciendo mas liviano.


Ya terminando el camino pudimos compartir como comunidad todos juntos que fue para ti este camino. Terminando me dijo una persona “me encanto lo que compartiste, pero a mi la hermana grande Ana Cris me gusta así como es”. Porque eres una hermana grande muy buena. Y sí a ser yo misma, no tengo que cambiar ni aparentar, solamente aprender del otro para ser cada vez mi mejor versión. El camino me dejó algo super importante, viendo el ejemplo de los demás, viendo que eran ellos mismos sin apariencias y así es como llegaremos a la felicidad plena y santidad. Pues bueno, hoy una vez mas confirmo que Jesus nos lleva a lugares lejanos para poder hablarnos al corazón.

3 comentarios

  1. Enrique Peniche

    La mejor hermana !!!

  2. Jose Daniel Ruiz Flores

    Me encanto tu relato tus emociones, observaciones, tus conclusiones. Eres una super mujer sincera, continuando a aprender nuevas y emotivas experiencias. Hoy me enseñaste algunas cosas que reflecionare. Estoy muy orgulloso de ti. Te quiero mucho

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *