Amós, un hombre sencillo que, tuvo el don de ver lo que nadie más quiso ver. Iluminado por Dios, comprendió que las situaciones aparentemente favorables y prósperas son falsas cuando están edificadas sobre la pobreza de muchos y el martirio de inocentes. Que no puede haber religiosidad sin ética, y que no hay ética sin justicia social.