Estás loco… y lo peor es que creo que lo estás diciendo en serio (Mis misiones 2024) – Álex

Paréntesis antes de empezar, por si escribo alguna tontería, estoy muy cansado y se me cierran los ojos jajajaa… (no es excusa, pero sí me excuso jjajaja). Bueno, arranco diciendo por qué escribo ahora y no me espero un día o par de días a estar más descansado. Sencillo, y es por tema de agenda… pues mañana tengo videollamada rápida con un Jean Valjean del siglo XXI, y no me dará tiempo de hacerlo en otro momento (update, sí me quedé dormido, pero igual hablé con él de esto jajaaja). Él sabe que lo admiro y, por lo que él me dice, es admiración mutua. Por si no leyeron el libro de Los Miserables, de Victor Hugo, o no vieron la película protagonizada por Hugh Jackman, les cuento que (spoiler alert de las primeras páginas del libro) Jean Valjean cambió la realidad de un pueblo completo de forma positiva gracias a su liderazgo y emprendimiento en el trabajo. Y eso…, con la persona que voy a hablar es una persona que también ha cambiado la realidad de un pueblo gracias, también, a su trabajo y liderazgo. Él es solo “un Jean Valjean” y por solo él, que dice que se quiere venir de misiones o  visitar el pueblo en cuanto vaya de nuevo, ya vale la pena el esfuerzo de estas líneas, pero creo que va más allá…         

Ahora sí, entrando en materia, aprovechando la pregunta de Lalo antes de los días de misiones en el pueblo. Él me preguntaba: ¿por qué ir de misiones? ¿Crees que las personas con las que estarás sean más felices? (refiriéndose a los que tienen menos privilegios económicos o más vulnerables) Mi respuesta a la segunda pregunta es sincera: “no lo sé” (la primera pregunta la respondo en el último párrafo). Y, en realidad, me hago cada vez más preguntas como esa… y pareciera que hay pocas respuestas. (Spoiler alert, con el team Piedras Vivas estamos preparando el libro “Discípulos disruptivos”… y a mí me toca el capítulo “En nuestra búsqueda de sentido tenemos más preguntas que respuestas”… y creo eso es verdad). Yo les voy dar mi opinión, tal como le  decía también a una amiga: creo que si nos ponemos en manos de Dios, seguimos las enseñanzas de lo que nos mostró Jesús, dejando que él actúe en nuestra realidad, sin importar la que sea, se vuelve todo más fácil, o quizás no más fácil, pero sí con sentido profundo y pleno… que a lo mejor es más bien más difícil, pero con plenitud… ya me hice bolas jajaja. Pero bueno, no nos vamos a poner teológicos o filosóficos por aquí jajaja…, lo que importa es decir que en estas misiones, como cada vez más trato de que sea en mi vida en general, lo dejé todo en manos de Dios, pero traté de actuar con los talentos que Él me regaló… y el resultado misionero me pareció sorprendente. 

Y bueno, ¿Quién fue mi equipo en esta ocasión? Ahí viene una situación curiosa… 

Inicialmente el plan era que la base del equipo de mi pueblito fueran Gary y Carlos, además de la doctora Vale, y en otro pueblo Judith, Adriana y Paco… y el padre Huaraches dividiéndose entre ese par de pueblitos y algunas otras rancherías. Ahora sí viene lo curioso, porque Dios cambia de planes y de repente se pone loco jajaja. Yo en realidad no conocía a Carlos, pero mi amiga Vale me había dicho que a él le gustaba tomar liderazgo y guiar en las diferentes actividades. Yo en realidad estoy más acostumbrado a asumir el rol de líder y tomar iniciativa y decidir cosas, por lo que iba a ser un buen ejercicio de salir de mi zona de confort, porque mi plan era ser dócil a las instrucciones de Carlos, que lo aceptaría como un líder que Dios puso para guiar en las misiones. Además, planeaba estar muy cercano a las consultas médicas con la doctora Valeria… pero, como dice la canción, todo cambió. Yo llegué el miércoles y, justo para esa fecha, se decidió que Carlos más bien se iría al otro pueblo… y yo me quedaría solo con Gary y la doctora Vale… peroooooo… de último momento a Vale le surgió una cirugía y no pudo venir. Entonces, ahora me tocó estar solo con Gary… y entre los dos hacer todo, liderando y tomando varias decisiones que Gary consideraba locas: “estás loco… y lo peor es que creo que lo dices en serio”. Pero bueno, estando ahí, él las respaldaba, apoyaba y me enseñaba de verdad el valor del trabajo y poner sus dones al servicio de Dios. Así era nuestro gran miniteam de 2… que se convirtió en 6. Ya verán el porqué. 

“Niños, ustedes tres, este año son parte del equipo misionero. ¿Están listos?” … Y el efecto fue muy interesante. A veces, creemos que las personas por sus condiciones no tienen ningún valor o pueden dar poco fruto, como era el caso de unos niños del pueblo que pensaríamos que solo pueden jugar y aprender para después dar fruto… pero está súper interesante que ellos nos mostraron que se puede dar fruto también cuando parecería que no pueden aportar. En este caso, en unas tarjetitas con imágenes de Jesús que llevábamos para repartir, les escribimos a mano en la parte de atrás los horarios de las actividades de la tarde que haríamos ese día… y los niños se encargarían de ir a todas las casas del pueblo (son alrededor de 50 habitadas) a repartirlas e invitarlos a todos. Fue un gran éxito!!! Yo siempre digo que con una sola persona que se acerque o cambie algún aspecto de su vida ya vale la pena cualquier esfuerzo, incluso de vida, pero, en este caso, por la cantidad de personas que estuvieron, parece que fueron más de uno. Ahora fue un efecto medible, pero a veces esos frutos y el valor de las personas va más allá de algo medible… y pueden tener efectos más profundos y valiosos sin que se perciba. Niños con enfermedades que no los dejan moverse, ancianos que ya no pueden hablar, bebés que acaban de nacer o incluso en el vientre de su madre, migrantes, pobres, ese amigo deprimido que prefiere quedarse en casa,… en fin… hay tantos ejemplos de personas valiosas que si nos quedamos en darles valor por la eficacia de sus acciones nos quedaríamos con un análisis súper pobre, cuando en realidad el valor va más allá. Ojalá podamos ver ese valor que Dios da a cada uno por el simple hecho de ser personas y seamos capaces de disfrutar de ese don.

Luego, más temas y cosas curiosas de esta misión. Gary le decía a la señora, que veía del otro lado de la pantalla de un teléfono móvil: “¿Dónde anda de andariega?”. Pues eso… una realidad interesante. En este pueblo, muchos se han ido a buscar mejor suerte en el país vecino del norte, cruzando la frontera entre México y Estados Unidos para tener mejores opciones de vida. La migración y globalización es una realidad de la que no podemos escapar, desde gente como mi hermano o cuñado, que se van buscando esas mejores oportunidades en otros países en las empresas tecnológicas más grandes del mundo con buenos sueldos, hasta las personas como las que emigran en este pueblo, que sus trabajos son más manuales y quizás menor remunerados. Pero, al final, ambos casos tienen el mismo efecto: se vive con un mejor nivel y mejores ingresos, pagando el precio de extrañar a la familia… pero solo un poco, porque gracias a la tecnología y que se ha abaratado trasladarse es más fácil poder mantener el contacto y que no pase, como anteriormente, que estén despegados de su familia completamente y no saber nada de ellos por años incluso. En fin… jajaa… aquí no hago mucho análisis tampoco.  

Y bueno… siguiente historia, breve locura. A esta pequeña historia le podría llamar “en donde están las personas, ahí está nuestra misión”. La idea surgió cuando fuimos a visitar una casa y le preguntamos si en otra casa habían personas, a lo que nos contestaron: “Toda la gente de esa casa está en el río, como varios otros más del pueblo” (el río es donde van de vacaciones, a meterse a nadar, pescar y acampar, a poco más de una hora caminando de distancia). Entonces, me salió la idea impulsiva con la respuesta y la invitación a Gary: “Pues vamos!!”. Esa fue una de las veces que Gary me dijo que no, que estaba loco… y mostró su cara de duda… y me respondió: “estás loco… pero creo que lo estás diciendo en serio”. Entonces, sin dudarlo mucho le pedimos al buen Tranquilino (quien nos hospedó en su casa y es el sexto misionero de la semana), que si nos podía ayudar a llevarnos en su camioneta, porque teníamos el tiempo muy corto porque era viernes y teníamos el viacrucis a las 12 del día… y eran más o menos las 10:30. Entonces, en una hora y media teníamos que alcanzar a bajar, hablar con las personas que estuvieran en el río y volver a subir para llegar a tiempo al viacrucis. La locura tuvo efecto positivo, porque tres personas quisieron venir con nosotros en la camioneta y otras varias aceptaron la invitación a acompañarnos a las actividades de la tarde o día siguiente. Además, les dejamos imágenes e instrucciones para rezar el viacrucis, para quienes se quedaran ahí pudieran acompañarnos a nosotros y a toda la Iglesia también. Esta minihistoria me da la idea de que Jesús iba a visitar los pueblos paganos, sus propias tierras, Jerusalén o donde hiciera falta a evangelizar. Hoy nuestro lugar de evangelización puede ser también los lugares lejanos, las redes sociales, o incluso nuestra misma familia o compañeros de trabajo o escuela. Donde estén las personas, ahí está nuestra misión.

Y bueno, lo último para no marear tanto, pero creo que lo más importante. Aquí viene mi respuesta a la pregunta de por qué ir de misiones. Quizás pueden haber muchas buenas razones, pero la mía es super sencilla: estar con Jesús en un oasis en medio de tantas cosas de la vida rutinaria. Esos días de misión es el momento de la vida que me siento más cercano a Él… y se llena mi vida de todo lo que eso implica. Creo que hay factores externos e internos influyen, por ejemplo, en primer lugar, todos los días la oración de la mañana y de la noche acompañado con el equipo, además de la oración individual en momentos o espacios particulares de la misión. En nuestro caso no había celebración de misa, pues no teníamos sacerdote, pero la oportunidad de poder celebrar la paraliturgia ante el pueblo era muy bonito también, repartir la comunión, compartir la piedad popular, poder practicar obras de misericordia y recibirlas, y varios etcéteras que no se podrían enumerar por aquí. Por ejemplo, con relación a recibir las obras de misericordia, la de dar de comer al hambriento, en este caso nosotros éramos los hambrientos y el pueblo nos daba lo mejor que tenían. Una vez incluso, a mi pregunta de “¿cada cuánto tiempo comen esto?”, se limitaron a responder: “nunca, solo ahora porque vienen ustedes”. Y, de nuevo, estar con el necesitado para dar y convertirnos nosotros también en los necesitados para recibir, es lo que creo que Cristo quiso mostrarnos en el resumen de su vida: el Amor. Ahí es donde está el secreto de la vida y la plenitud, tanto en nuestro tiempo en este mundo, como en la vida que vendrá después en el cielo. Y nada, lo mejor es que es un hito o parteaguas en el que, por lo menos en mi caso, regresé con pilas recargadas y con hábitos e ideas de cercanía con Jesús que me han ayudado a seguir en medio de todas las dificultades, a su lado y tratando sobre todo de transmitirlo más a Él también con quienes me rodean.

Ahora estuvo más largo jajajjaa… pero bueno, ojalá algo te haya servido y si no, por lo menos te hayas entretenido un rato. Como siempre digo, bienvenidos todos siempre de misiones… y a ser misioneros en nuestra vida ordinaria. 

Dios te bendiga!    

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