THE WAY’24, por Ivonne Ponce

Este viaje para mí fue un cachito de cielo en la tierra. Fue aprender otras formas, conocer una nueva manera de vivir la fe, experimentando el amor de Dios en cada uno.

Empezamos en Italia. Ahí conocí a nuevos sacerdotes, hermanos y amigos. Tuvimos pláticas, momentos de convivencia, diversión, de rezar y meditar, momentos para compartir experiencias y opiniones y si algo no faltó fueron las risas. Conocí la cara de una comunidad que lleva al bien, pero de forma balanceada, con “un poco de todo” y acorde al mundo actual. Abierta. Y como dijo Luli, vi la cara de “un Dios vivo que goza y se ríe contigo”.

Ya íbamos a empezar el camino y la verdad estaba un poco nerviosa (Vic sé que lo notaste aunque te lo negué jaja), me daba miedo empezar a compartir con tanta gente. Empezar a convivir con 50 “extraños”. Pero desde el primer hola, supe que íbamos a ser comunidad y así fue. En cada uno pude ver un rostro diferente del AMOR.

El camino en sí, para mí fue una experiencia hermosa. Me encantaron los momentos de convivir, platicar, reír, conectar. Así como los momentos de estar, reflexionar y pensar. Los momentos difíciles que nos fortalecieron y los que gozamos. Gracias a los padres y hermanos por la cercanía, por mostrarme una nueva forma de ver la vocación sin la necesidad de aislarse y ser diferentes.

Del camino, me quedo con esta idea principal “Dios es un papá bueno y hay que ser como niños”.

Me pregunto Vic mis tres enseñanzas principales y se las comparto.

  1. Sean como niños. Estar presente. No estar preocupada en el pasado ni en el futuro, Confiando en papá, que Él proveerá y cuida de nosotros.
  2. “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. A cada día su afán. Con libertad, no estamos predeterminados a algo. Un día a la vez, un paso a la vez.
  3. Déjate ayudar. Entendí que al pedir ayuda, aunque podamos solos, hace el camino más ligero. Pedir a ayuda a otros y también atreverme a pedir ayuda a Dios, con la confianza de un papá.

Les quiero agradecer a todos por esta experiencia, por hacerme sentir tan acogida y querida desde el primer momento, por aceptarme y recordarme lo bonito de la autenticidad. Me mostraron una nueva forma de vivir el cristianismo que voy a llevar conmigo siempre. Gracias por mi apodo “Pons” que con solo escucharlo me hará recordar todo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *