The Way – Mi camino hacia Él

Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos.

Salmos 32:8

Hay cosas en la vida que son difíciles de entender y explicar. Existen frases como: “Los planes y tiempos de Dios son perfectos” o “Confía en los planes de Dios porque son mejores que los que tú podrías imaginar”, que solo podrías comprender cuando vives una experiencia como el Camino de Santiago.

Para mí, el Camino fue un abrir de ojos, fue dejar a un lado mis planes, soltar el control de las cosas, dejar de intentar entender las situaciones y sobre todo dejar de percibir el tiempo como pasado y futuro. Dejas de contar el tiempo y empiezas a vivir en kilómetros, en el aquí y el ahora. Las preguntas que te haces a diario como: ¿Qué hora es? ¿Qué voy a hacer después ? ¿Cuál es el plan? se vuelven irrelevantes en el Camino. Comienzas a vivir el ahora, el momento y un kilómetro a la vez. Es un sentimiento liberador el no estar atado a un plan perfecto con horarios y actividades planeadas. Es dejarte fluir con cada paso que das y confiar en que las flechas del camino te van a ir guiando a donde debes llegar.

Podría decir que el camino fue perfecto, pero sería una mentira. Hubieron momentos de felicidad, plenitud, risas, platicas increíbles y amistad, pero también momentos de cansancio, dolor y soledad. Pero no cambiaría ningún momento por nada, porque si hay algo que pude entender acerca de esta experiencia es que la vida es un camino. En este camino hay altas y bajas, momentos en los que piensas que no podrías estar más feliz y momentos en los que tu cuerpo siente que ya no puedes más.

Me siento privilegiada de poder haber vivido esta experiencia, pude conocer a personas increíbles que no solo me llevo en el corazón, sino que también me hicieron entender que nunca estaré sola y hoy podría decir que sin ellos no lo hubiera logrado. En cada una de las personas que me acompañaron en este camino pude ver el amor de Dios y cómo es que cada uno sigue su camino, pero todos tenemos la misma meta, “llegar a Él”.

El Camino de la vida muchas veces puede ser difícil y solitario, pero cuando fijamos la mirada en Dios y aprendemos que somos amados por Él, es cuando entendemos que en realidad NUNCA estaremos completamente solos. Cada uno de nosotros fuimos llamados por nuestro nombre y Él está con nosotros aunque nuestros ojos humanos no lo puedan ver. Está en cada persona que se cruza en nuestro camino, en la naturaleza, en la risa del de junto, en el dolor de tu amigo, en la persona que te dice “sí puedes, ya falta menos” y también en el silencio.

Puede que muchas veces no entienda a donde es que apuntan las flechas de mi camino, ni a donde es que me van a llevar. Pero hoy me quedo tranquila porque no hay duda que de Su mano y rodeándome de personas que me acercan a Él, este camino valdrá la pena y la recompensa será mayor.

Me voy con un nuevo significado de la palabra Camino y con fe de que cada kilómetro me acercara más a Él si sigo las flechas correctas.

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