Si tuviera que describir cómo me sentí al ser parte de Piedras Vivas, diría que es el cielo en la tierra ( heaven is a place on earth, sí, escuchen la canción ).
Llegué al camino prácticamente sin conocer a nadie, llegué con mi corazón abierto a recibir todo lo que Dios tenía planeado para mi, como cuando venimos al mundo sin conocer nuestro futuro. Me di cuenta que cuando confías en su voluntad solo tienes milagros en la vida, como personas que te traen sentimientos y recuerdos de seres queridos que ya no están aquí, pero que gracias a ellos los sientes más vivos que nunca; abrazos que no sabías que necesitabas y que te hacen sentir en casa; canciones que ponen en el momento indicado y hacen que tus pensamientos se ordenen y todo tenga sentido; momentos en los que te dejan ser un rebujo y te ayudan a llegar a tus metas abriéndote paso para entender que siempre estamos acompañados por Jesús.
Cuando digo que el cielo ya está en la tierra es porque cada una de estas piedras vivas ha sido una estrella en mi cielo que a veces está claro y otras veces muy nublado, pero siempre son milagros que están latentes y han hecho que regrese mi autenticidad y mi amor a la vida.