Grandes cosas tienen inicios pequeños. Dios Padre quiere tender su mano, revelar su rostro, tomar la carne que tanto nos ha afligido y redimirla. María sólo tiene que decir sí y la historia de la humanidad cambiará para siempre. Acompáñanos a contemplar este momento único en que la libertad de la criatura se une con la libertad del creador para que Dios entre al mundo y viva entre nosotros.