Al llegar a un destino, dejas atrás un camino lleno de lecciones, éxitos, y fracasos. Fortalecidos por su purificación en el desierto, los Israelitas llegan a la orilla del Jordán y entran en una nueva fase de su relación con Dios. En tiempos de transición, el miedo y la desconfianza clavan sus raíces fácilmente en el corazón del Pueblo. Nuevas tierras, nuevos retos, nuevos líderes, pero siempre con el mismo Dios que les guía hacia el cumplimiento de la promesa.